Tiempos difíciles para sentir, ser uno mismo, reír sin miedo, mirar las nubes, beber rayos de sol… Las noticias se clavan como cuchillos oxidados en los oídos. La vida se convierte en un trajín de sensaciones adversas. A veces, tengo la sensación de caer en un pozo de silencios. No hay voces que clamen la esperanza. No hay mañanas si el hombre, la mujer, el niño o el anciano no luchan por la dignidad de una vida rodeada de hermosura.
Reivindico la alegría. Lucho por un ser humano cada día más humano. Sueño un mundo de libertades, un lugar para recuperar la sensación de estar vivos y no ser una tabla de estadísticas, un currículo olvidado, un sueño destruido.
Es un tiempo para asustar a los lerdos con poemas.
Reivindicación de la alegría
Te robaron un día la a
y quedaste asombrada.
La l se cayó en un charco
de lodo negro,
la e enmudeció,
la g fue gaseada,
la r no fue risa,
la i quedó ignorada,
la a, la gran ausente…
Pero aunque las letras
secuestradas estén
por la ceguera,
por las finanzas,
por la avaricia
yo te espero,
te necesito.
Aunque en las bolsas
no esté en alza…
reivindico la alegría.
A secas, a solas, a raudales…
Alegría como olas,
como huracanes,
como el pan de cada día,
como la hora, los minutos,
los segundos que no vivimos
si no es libre la alegría.
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