Muchos tenemos tendencia a hablar y hablar, a decir lo que esperamos de los demás, como deberían comportarse, lo maravilloso que sería el mundo si se hiciera esto o aquello, mientras olvidamos que aquello que demandamos es precisamente lo que nosotros no hacemos, aunque creamos que si. Abrirse a la luz no tiene nada que ver con hacer lo correcto frente a lo supuestamente incorrecto, sino aceptar ese lado oscuro y abrazarlo para dejar de esperar afuera lo que no nos aplicamos dentro. No todo lo que creamos nos satisface y deberíamos preguntarnos por que lo hemos creado así en lugar de expandir la queja. Abrazar nuestras creaciones y amarlas como son, aquí y ahora, para que podamos ver al fin lo que se esconde detrás de tanta demanda, de tanta queja, de tanto hastío.
de Víctor Brossa.
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