Hemos compartido esta noticia por su relevancia en el pasado día 1º de mayo:
Un Gobierno “de izquierdas”, del
PSOE e IU, mantiene la finca en poder de los militares, pese a que ya caducó el
periodo por el que se les concedió su uso. Como cobardes, se escudan tras las
armas del Ejército para impedir que la organización que concentra la mayor voluntad
de lucha y de dignidad de la clase obrera andaluza pueda ocuparla. Todo menos
permitir que el pueblo ejerza su soberanía y demuestre que puede resolver sus
problemas prescindiendo de los parásitos que le roban.
Ha sido una mañana hermosa. El
sol brillaba después de semanas de frío y lluvia. Tras la marcha y las palabras
de combate de Diego Cañamero, Juan Manuel Sánchez Gordillo y otros compañeros y
compañeras vino la comida al pie de la verja del núcleo duro de la instalación
militar. Cada quien traía lo suyo y lo compartía con el resto.
Los cantes improvisados de Gente
del Pueblo en las voces de Jose María Carrillo y otros compañeros pusieron
palabras al torrente de sentimientos allí acumulados: “Pintaron a Andalucía con
guitarra y pandereta, con volantes y lunares, con mantillas y peinetas. Existe
otra Andalucía, que canta por no llorar. Existe otra Andalucía, donde le pueblo
en su cantar, quiere gritar sus herías”. Ese pueblo que con su lucha ha
rescatado y recreado su cante respondía a la desesperanza desgarrada de Antonio
Machado: “España, la malherida España, de carnaval vestida nos la pusieron,
pobre, escuálida y beoda, para que no acertara la mano con la herida”. Allí
estaba el pueblo dispuesto a arrancar lo que es suyo al capital, a los gobiernos
que legalizan y perpetúan la usurpación y a sus perros guardianes; a seguir el
sendero de lucha de generaciones anteriores, de derrotas y de esperanzas,
porque es el único camino.
Allí les dejé. Preparándose para
organizar la ocupación; temporal o permanente, ya lo verían. Otros grupos del
SAT estaban ocupando fincas en Jaen y en Lebrija para preñar la tierra de
trabajo y construir la vida. Cuidando todo mucho, como decía Cañamero, porque
sabemos que al final todo esto será nuestro, del pueblo.
Al ir a coger el tren he sabido
que entre Jerez y Sevilla un hombre se ha suicidado tirándose a las vías. Un
jornalero, un parado, un obrero, con las mismas caras, con las mismas voces,
con la misma historia detrás, ha echado su cuerpo al ferrocarril incapaz de contener
tanta angustia.
Los Botín y los Alierta, la
duquesa de Alba y el duque del Infantado, los Rajoy y Rubalcaba, el gobierno de
“izquierdas” al que ni se le ocurre tocar la propiedad de parásitos y ladrones,
que no se atreve a contravenir los dictámenes de la “Troika” porque son
sagrados, mientras el pueblo se muere de hambre; toda esa escoria de la
humanidad ha cometido el enésimo crimen contra la clase obrera matando a ese
hombre que no pudo más porque se le desgarraba el corazón y el cerebro. Jose María
Carrillo le habría cantado: “En tus carnes se clavaba, el dolor de tus
hermanos, que oprimen cuatro tiranos, y el maldito capitá. Era tanta la
tristeza que no pudiste aguantá”.
Ese muerto todavía caliente, los
que han caído y los que caerán, claman venganza y nos interpelan. Sabemos que
los criminales responsables de sus muertes jamás sentirán un estremecimiento y
mucho menos se dejarán expropiar las riquezas y los recursos entre los que se
pudren sus indecentes vidas y que la clase obrera necesita.
Sabemos que sólo el pueblo puede
salvarse y asegurar la continuidad de la vida. Avanzar en la construcción del
poder popular es la respuesta, hoy más que nunca.
El tiempo apremia y mañana es
tarde.
1º de mayo de 2013 - Ángeles
Maestro
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