Archivo El País. Debate sobre el Estado de la Nación. 12 junio 1997.
Maastricht, la imposibilidad de la moneda única, la
incapacidad de Europa -y de España- para crear empleo y, por contra, el
crecimiento del paro que provocará la construción europea, fueron los ejes sobre
los que giró la intervención del coordinador general de IU, Julio Anguita. Una
intervención que transcurrió en un auténtico intercambio de cortesías y gestos
de exquisita urbanidad entre el líder de IU y el presidente del Gobierno.
MÁS INFORMACIÓN
"Salgan con el máximo silencio y celeridad"
Julio Anguita y José Manía Aznar ni siquiera utilizaron un
tono de discusión, por mucho que hablaran de graves discrepancias en las
políticas que cada uno defiende. Se trataron -ambos- con guante blanco.
"No hay que contribuir a la crispación", diría Anguita. El
coordinador general de IU, hizo una larguísima exposición sobre la situación
del país, más parecida a un debate de investidura que a un debate de control
del estado de la nación. Todo resumido en el paro y sus causas, íntimamente
ligadas a los males de la construcción europea que presupone el tratado de
Maastricht. Esa necesidad, dijo Anguita, de alcanzar "contra viento y
marea" los criterios de Maastricht aunque sea a costa de renunciar a
políticas sociales.Hasta dio ocasión a Aznar. para alardear del acuerdo entre
sindicatos y patronal que se apuntó entre los logros de su Gobierno y decirle
en las réplicas: "Yo, desde luego, los principios constitucionales los
comparto con usted". 0 pedir al líder de IU: "Si me ve usted alguna
desviación de los que es el respeto del Estado de Derecho, le rogaría que nos
lo dijera".
La verdad es que el propio Anguita reconoció que tampoco'
Podía pedirse demasiado a quien tan sólo llevaba un año con la responsabilidad
del Gobierno. Así que en ningún momento se perdieron las formas. Cuando Aznar
subió a la tribuna para responderle, llevaba dibujada en el rostro su sonrisa
habitual. Contestó al dirigente de IU con un largo prólogo dedicado a reafirmar
el respeto que le merecía el "señor Anguita y sus votantes". Y luego
dijo aquello de "respeto su proyecto, pero no lo comparto".
Pocas acusaciones
Acusaciones, pocas. Lo de Julio Anguita fue más el retrato
de un país azotado por el paro, la precariedad y la pobreza -Ia edad media de
los pobres ha bajado a los 22 años", se lamentó- y volvió a pedir que se
aclarase lo de Ios GAL, la corrupción y los fondos reservados". Y, en este
caso, culpó al Gobierno de Aznar de haber dicho una cosa en la oposición y
haber hecho otra muy distinta en el Gobierno. También criticó la "revuelta
de los fiscales" y aquí sí señaló al "Gobierno y a la ministra de
Justicia".Anguita dijo, como advertencia previa a su discurso, que allí
había ido a comparecer ante la Cámara, pero sobre todo "ante los
ciudadanos y ciudadanas". Dijo que sería sencillo y claro. Lo que pasó es
que, precisamente, ese afán le llevó a abrumar con datos y explicaciones sobre
la situación del país y de los trabajadores, lo que, en ocasiones, cubrió su
discurso con las nieblas de la, confusión. Mejor estuvo en sus réplicas, libre
de la tiranía del discurso escrito.
Buscó, como es habitual en sus intervenciones, el apoyo de
la Constitución -"el pacto aceptado por todos"- Y con ella por
delante, lanzó una batería de preguntas a Aznar, casi todas referidas al empleo
y la construcción europea.
Anguita reiteró que ese modelo de construcción no era el
suyo. Y aclaró que "sería muy fácil achacar todo eso a su Gobierno y al
modelo neoliberal que practica". "Eso no es lo grave",
puntualizó, "porque usted hace la política que le dejan sus presupuestos.
Lo grave es el grado de consenso que hay en esta Cámara sobre esa
política", dijo en referencia a la intervención de González y su apoyo a
la construcción europea. Anguita prefirió apoyar la postura del Gobierno
francés y su defensa de una Europa impulsada por lo social por encima de lo
económico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario